Z y C

Desde luego que somos muy afortunados al cruzarse nuestros caminos. Nos has acompañado en un largo y duro proceso en el que, personalmente, no tenía mucha confianza en que saliera bien. Pero gracias a ti, nos has enseñado a no juzgarnos a nosotros mismos, a que tenemos a nuestra disposición todas las armas necesarias para conseguir la felicidad y a poder gestionar nuestras emociones. Has mirado en nuestro interior, sin cuestionarnos, para poder sanar nuestras heridas y enseñarnos a nosotros mismos a sanarlas para que de esta forma, no sólo tengamos un cuerpo sano, sino también una mente sana, algo tan necesario en la sociedad actual”.