Desde mi corazón espero que te sirva

¿Cómo sería tu vida si fueras todo el tiempo consciente de que, este momento y lo que en él sucede, es lo único que vas a llevarte de esta vida?

Esta frase llegó a mí con una fuerza arrolladora.

Aunque, muy influenciada por la sistémica de Bert Hellinger, comprendo que aceptar lo que hay, es  fuente de paz y alegría, entiendo también la dimensión verdadera del poder de elegir.

¿Podemos  elegir lo que sucede?

La mayor parte de las veces no se trata de elegir lo que queremos vivir, sino cómo queremos vivirlo, que actitud elegimos  para transitar lo que ocurre en nuestra vida.

Siempre he sido la que, con mucho esfuerzo, monta la locomotora y la pone a funcionar, en lugar de ser la que se sube al tren que pasa. ¿Sabes de qué te hablo? Generar, controlar, hacer, tirar para adelante, trabajar afanosamente por un objetivo; intentar, proponer una y otra vez casi obsesivamente….  lo conozco muy bien y puedo asegurarte que el desgaste es enorme, porque hay muy poco espacio para fluir.

Debo reconocer que esa actitud “trabajadora y esforzada”,  tan valorada en algunos ámbitos, está sustentada en una gran desconfianza, en una falta de fe en que “otro” o  “algo más  grande” decidiera lo que iba a suceder, lo que me iba a tocar vivir. (aquí los expertos en psicologia del apego podrían hacer  algunas preguntas reveladoras)

Llegó un día que no pude controlar absolutamente nada de lo que ocurrió y aunque  quise tomar parte del suceso en el rol de “responsable” (que no es culpable) tampoco coló. La vida se impuso con todo su poder, la muerte hizo lo que le tocó hacer y en medio quedé yo: atónita, sorprendida y pequeña.

13 años después y a pesar de todo lo aprendido muchas veces me veo “tentada” a creer nuevamente que las cosas saldrán como me proponga a fuerza de voluntad, claridad y perseverancia ¿Te ocurre? Entonces el universo, dios, la vida misma,  como quieras llamarle, envía su paciente y constante mensaje “Sólo encontrarás lo que buscas en la aceptación plena de lo que Es”

A lo que respondo: Amén (que así sea)

Te propongo pronunciarla, es una palabra muy poderosa! Vamos alla: 1, 2 y ….3: Amén

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